18 ene 2010

Secreto.

Un fin de semana en casa de mi abuela. Bueno un fin de semana, más bien 4 días. Bueno y no una abuela, sino Mi Abuela. Es decir, la persona que me crió, que me ha acompañado siempre, la persona que vivió conmigo. Es La Persona. Lo que viene siendo una madre, aunque yo de eso no puedo hablar porque no sé muy bien qué significa.
La estoy perdiendo, poquito a poco. Se nos va, se nos escapa entre los dedos. Una vieja historia, la de la vejez. Hace ya 5 años perdimos a mi abuelo, la otra mitad del todo para mí. Y para ella. Desde entonces se ha ido apagando. Poquito a poco mi abuela pierde la memoria, la capacidad de hablar, las ganas de vivir, la conciencia de todo. Cada minuto que la veo es un regalo, y conforme ella da menos, el regalo parece más grande, aumenta de valor por el hecho de ser más escaso.
Esta mañana estaba en el baño, y he sentido su olor a colonia. Me he dado cuenta de que apenas recuerdo cómo olía mi abuelo. He cogido su bote de colonia y he cerrado los ojos. Ha sido como abrazarlo. ABRAZARLO. He ido a por un libro, un regalo de mi tío. La persona que cuida de mi abuela, lo cual lo convierte en una de las personas más importantes para mí. He marcado con la colonia de mi abuela el principio del libro, el final con la de mi abuelo.
Apenas he leído 5 páginas, y ya se ha convertido en el libro más importante de mi vida.